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Y aquí es donde surgió el problema, debido a la tendencia por defecto de la red neuronal a optimizar la salida. En lugar de reconocer palabras exactas, buscaba imágenes semánticas, intentando transmitir la esencia del mensaje, pero no sus detalles. Por eso, «hombre» se convirtió en «persona», y ésta en «autor», «personaje», «personalidad», etc. Para la mayoría de las tareas, esto no importa, pero en el fondo, esa tecnología es intrínsecamente errónea. Los científicos han llegado a la conclusión de que los modelos lingüísticos de la IA aún necesitan ser enseñados y aprendidos antes de que puedan utilizarse con un cerebro humano vivo. O es mejor no arriesgarse.