A lo largo de miles de años, los perros han evolucionado bajo el control del hombre, dando lugar a muchas razas únicas gracias a la cría selectiva. Originalmente, los perros eran necesarios para guardar rebaños, hogares y para la caza.
Hoy, sin embargo, muchos perros sirven a sus dueños simplemente como mascotas de compañía y amistad. El proceso de cría no sólo ha potenciado las razas, sino que también ha tenido consecuencias negativas. Por ejemplo, las razas de cara chata tienen problemas respiratorios debido a sus estrechas aberturas nasales y cortas vías respiratorias.
Imaginemos un escenario en el que los perros se quedaran sin humanidad. Los resultados serían poco importantes. Las razas muy dependientes de los humanos no se adaptarían con éxito a la vida independiente. Tendrían enormes dificultades para adaptarse. Sin embargo, menos del 20% de todos los perros se verían afectados. La mayoría de los animales del mundo no tienen hogar y viven en todos los continentes excepto en la Antártida. Sin nuestra intervención, la selección natural empezará a desempeñar un papel en la vida de los perros.